De nuestra cocina surge una gran cantidad de desechos que pueden ser reutilizados como abono. Las conchas y hojas de los vegetales, las semillas, el arroz que sobra, entre otros desperdicios de hortalizas y verduras, son ideales para sembrar en nuestro jardín pues terminarán convirtiéndose en abono para las plantas. Debemos tener cuidado de que no haya restos de carne para que así no genere mal olor.